Sobre el conocido test del árbol, que vimos el otro día en clase, hemos sacado las siguientes observaciones de la página Psicodiagnosis, donde podéis encontrar también algunas claves para su interpretación.
En este tipo de test proyectivos (como el de la casa y la figura humana) cobran especial relevancia las explicaciones
psicoanalíticas al identificar las diferentes partes del árbol (raíces,
tronco y ramas) con las estructuras freudianas del ello, yo y superyo.
Hay que ser prudentes en la interpretación de estas pruebas. Los datos
deben analizarse en conjunto con otras pruebas u observaciones, y no tan sólo individualmente. Por lo tanto, sólo nos
permiten formular hipótesis de trabajo que luego debemos contrastar con
otras pruebas más objetivas.
Además, las interpretaciones del dibujo deberán tener en cuenta la edad del
niño. Una misma característica puede tener diferentes significados según
la edad.
El test puede aplicarse a cualquier edad, si bien, en el caso de los niños más
pequeños, es a partir de los 5 o 6 años, coincidiendo con la
consolidación de las habilidades básicas de dibujo, cuando adquiere
mayor relevancia ya que es cuando el árbol aparece con todos sus
elementos. Necesitaremos papel en blanco, lápiz, goma de borrar y podemos también incorporar lápices de colores. Se
invita al niño a que efectúe el dibujo de un árbol cualquiera, el que
él desee y se le da la posibilidad de colorearlo si quiere. No hay que
darle ninguna idea acerca de cómo debe ser el árbol. El niño debe
plasmarlo sin ninguna influencia externa. Si efectúa alguna pregunta o
tiene dudas insistir en las instrucciones: “Puedes dibujar el que tu quieras y como desees”.
Partes del árbol
Copa: ideas, pensamiento, autoconcepto.
Ramas: contacto social, aspiraciones y nivel de satisfacción o frustración.
Tronco: es el sostén de la personalidad.
Raíces: está vinculado con su mundo instintivo, inconciente y necesidad de arraigo.
Suelo: contacto con la realidad y la estabilidad.
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